Ermua

Monday, April 10, 2006

Ermua

Historia
En algunos documentos antiguos se designa a Ermua con el sobrenombre de Villa Ferrera, sin duda, por su histórica dedicación a la elaboración del hierro, característica, además, de todo el Valle del Deba.
Zona fronteriza y de fricciones constantes fue escenario de las luchas banderizas, lo que obligó a la construcción de torres y murallas defensivas. En sus "Bienandanzas" Iturriza señala que en mayo de 1468 el Conde Diego Gómez de Sarmiento entró a saco con el objeto de acabar con los gamboínos de Zaldibar, pero éstos dieron fuego a sus casas y vinieron a acogerse a la Villa de Ermua.
En épocas de paz se hicieron caminos de relaciones cordiales y de tráficos mercantiles. Así, desde antiguo, pasó por Ermua un Camino Real de comunicación entre Vizcaya y Guipúzcoa, que fue una de las razones de la prosperidad del pueblo.
Lugar de paso de peregrinación jacobea Ermua se encontraba dentro de la ruta que venía desde Irún a Iciar por la costa, donde se dividía, por un lado hacia Markina y Zenarruza, y de allí a Gernika y Bilbao, mientras el otro seguía la faja costera hasta Lekeitio.
Esta versión, una de las infinitas variantes que el Camino tuvo desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela en los siglos XI y XII, parece demostrada en la advocación de Santiago que lleva la iglesia parroquial de Ermua, así como las numerosas veneras que aparecen en los escudos que aún se pueden contemplar en las fachadas de algunas casas señoriales.
Pero, ¿cuándo se fundó Ermua? El desconocimiento de la primitiva carta puebla de Ermua nos deja con esta incógnita.
Sin embargo, la carta de confirmación del infante Don Juan, otorgada en Burgos el 20 de enero de 1372, prueba claramente la existencia anterior de la misma.
Los historiadores la sitúan a fines del siglo anterior, en el señorío de Don Lope o de Don Diego López de Haro al tiempo de la fundación de la Villa de Tavira de Durango.

Esta confirmación de 1372 renueva la concesión a esta Villa, como a las demás de Vizcaya, del Fuero de Logroño; de unos términos municipales que fueron ocasión de pleitos seculares con las anteiglesias vecinas; de la iglesia de Santiago; de un mercado semanal, los sábados; de la obligatoriedad a caminantes y recuas de pasar por el camino real de Ermua y no por el de Pagazubiaga; de la exención de impuestos de tráfico; libertad de comercio, etc. También el documento alude a los molinos, ferrerías y referrerías, existentes en la Villa, a finales del siglo XIV.
La Villa de Ermua, enclavada en la organización foral vizcaína dentro de la Merindad de Durango, ocupó el 12° asiento, voz y voto, entre las Villas, dentro de las Juntas Generales de Gernika.

En el siglo XVI participó con sus ferrerías en el comercio de productos metálicos de exportación hacia el norte de Europa o hacia las Indias, a través de Sevilla. Mercaderes de Ermua como Cristóbal de Bustinza o Pedro de Mallea aseguraban en el Consulado de Burgos partidas de fierro y clavazón. En ese siglo, Domingo y Santiago de Bustinza enviaron a la iglesia parroquial de Ermua uno de los relicarios más notables de Vizcaya.
En este período, en las elecciones generales del personal del regimiento general del Señorío de Vizcaya, Ermua votaba en algunas ocasiones por parcialidad oñacina y en otras por bando gamboíno.
Ante la posibilidad de un ataque de naves holandesas, la Junta General del Señorío de Vizcaya determinó el 17 de abril de 1624 fortificar los puertos y costas del Señorío y nombrar capitanes y oficiales en todas las villas y anteiglesias de Vizcaya. Para Ermua fue nombrado capitán D. Gonzalo de Ugarte Zaldívar y Mallea, decisión ésta que ocasionó un pleito con el Señorío, debido a que estaba establecido anteriormente que, en caso de guerra, los capitanes fueran sus respectivos alcaldes, dando lugar a que el rey Felipe IV revocara los nombramientos en noviembre del mismo año.
En 1637, Ermua contribuyó con 6 hombres a la formación de un tercio vizcaíno de 1.000 hombres con destino a la guerra que mantenían en esta época Francia y España.
El 20 de abril de 1639, el Señorío de Vizcaya acordó, para defender sus costas de un posible ataque de naves francesas, designar los lugares a los que debían acudir las gentes armadas de las localidades del interior del Señorío en caso de alarma. Los de Ermua debían ir en socorro de Ondarroa.
En 1719, habiendo ocupado los franceses varios puntos de Guipúzcoa, el Señorío de Vizcaya ordenó a los vecinos de Ermua, Berriatúa, Echebarría, Jemein y Marquina, que acudieran a reforzar el puerto de Ondarroa y la frontera del señorío con Guipúzcoa.
Durante la Guerra de la Convención tuvieron lugar en Ermua diversas operaciones. Así, el 19 de agosto de 1794, los soldados de Ermua acuden a Durango para que les destinen el pueblo a cubrir en la zona de Ermua-Elorrio. El 29 de agosto de 1794 un incendio, fruto de la invasión francesa, destruyó gran parte de los edificios de Ermua.
La principal industria de Ermua consistía en la elaboración de llaves y cajas de armas, cuyos cañones se fabricaban en la misma villa.
Su calidad podía competir con las mejores de la época, si bien decayó considerablemente tras el incendio de 1794. Pero el gran siglo de Ermua fue el XVIII. Todavía hoy la gran mole de la torre barroca (1738) y la cúpula del palacio de Valdespina constituyen sus monumentos artísticos más sobresalientes, símbolo y expresión del apogeo de la familia Orbe en esta centuria y en la siguiente. En este siglo (1752) Ermua consiguió su feria anual de San Ignacio y, al final del mismo, conoció la tragedia de la invasión francesa que saqueó e incendió todo el pueblo.

En el siglo XIX los Valdespina volvieron a ocupar el primer plano en la vida de Vizcaya. Don José Mª de Orbe y Elio, "El Manchuelo de Ermua" y Juan Nepomuceno Orbe y Mariaca se convirtieron en adalides de la causa carlista e intervinieron en los sitios de Bilbao de 1836. En la segunda guerra carlista, los hermanos Cándido y José María Orbe y Gaytan de Ayala participaron en el nuevo asedio de Bilbao (1874) y dieron muestras de valor, espíritu y preparación militar, así como de su absoluta lealtad a Carlos VII. La historia de Ermua no puede hacerse sin contar con los Valdespina.

Ermua ha sido cuna de hombres ilustres en las letras y en las armas. Sin duda, el personaje más célebre de todos fue Andrés Agustín de Orbe y Larreátegui (1672-1740), colegial del Mayor de Santa Cruz, de Valladolid y profesor de Decretales en su Universidad, Obispo de Barcelona (1720), Arzobispo de Valencia (1725), Presidente del Consejo de Castilla (1727-33), Inquisidor General (1733) y Nuncio Apostólico. Felipe V le otorgó el título castellano de Marqués de Valdespina a favor de su sobrino Andrés Agustín de Orbe y Zarauz para quien construyó el palacio.
Está enterrado en la iglesia del pueblo con sus atributos cardenalicios. En el siglo XVI participó con sus ferrerías en el comercio de productos metálicos de exportación hacia el norte de Europa o hacia las Indias, a través de Sevilla. Mercaderes de Ermua como Cristóbal de Bustinza o Pedro de Mallea aseguraban en el Consulado de Burgos partidas de fierro y clavazón. En ese siglo, Domingo y Santiago de Bustinza enviaron a la iglesia parroquial de Ermua uno de los relicarios más notables de Vizcaya.
Puede citarse también a don Pedro de Orbe, inquisidor de Zaragoza; don Francisco de Aranda, arcediano de Toledo; don Mateo de Eizaguirre, primer Conde de Santa Ana en Panamá el año 1775; don Andrés de Orbe y Larreategui y don José Mª de Orbe y Elio, Marqués de Valdespina, diputado general en los años 1825 a 1827, caballero del hábito de Santiago y el personaje más enérgico, activo e influyente del alzamiento carlista de 1833.

Disponible en formato pdf una versión compendiada de la obra “Historia General de la Villa de Ermua” del profesor José Manuel Azkona



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